lunes, 22 de abril de 2019



La pascua

El origen de la Pascua se remonta al año 1513 antes de Cristo, cuando,

según la tradición judía, el pueblo judío emprendió su éxodo desde Egipto,
hacia la Tierra Prometida. Se celebraba cada año como recordatorio,
de la liberación del pueblo hebreo de su esclavitud en Egipto.

En la víspera del primer día, se comía hierbas amargas mojadas en vinagre,
para recordar la tristeza de la servidumbre. 
Y se narraban en tono cadencioso cánticos que hacían alusión,
a las diez plagas de Egipto. Los primeros cristianos ―que eran judíos― 
celebraban la Pascua de Resurrección a la par cronológica que la Pascua judía.
La expresión «pascua», viene de la palabra: " pashé ", "PASO" del Señor por Egipto,
para la liberación del pueblo Judío de la ESCLAVITUD hacía la LIBERTAD,
y que remite principalmente hoy a la fiesta de la Resurrección...el PASO
del Señor de la MUERTE de CRUZ a  la VIDA gloriosa de RESURRECCION.

El Nuevo Testamento enseña que la resurrección de Jesús, 
que celebra la Pascua, es fundamento de la fe cristiana.
La resurrección de Jesús como el Hijo de Dios,
cita como prueba de que Dios juzgará al mundo con justicia. 
Dios ha dado a los cristianos,«un nuevo nacimiento a una esperanza viva,
por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos».
Los cristianos, por la fe en el poder de Dios han de discernir espiritualmente,
con Jesús resucitado, para que se pueda caminar en una nueva forma de vida.

La Semana Santa, y la Pascua en particular, está ligada a través,
de la última cena y la crucifixión de Jesús a la Pascua Judía 
y al Éxodo del pueblo hebreo narrado en el Antiguo Testamento.
De acuerdo con las escrituras, Jesús, mientras preparaba,
a sus discípulos y a él mismo para su muerte durante la última cena, 
dio a la cena de Pascua un nuevo significado. Él identificó el pan
y la copa de vino como su cuerpo antes de ser sacrificado y su sangre derramada.
El apóstol Pablo, sobre la celebración de la Pascua dice:

Despójense de la vieja levadura, para ser una nueva masa,
ya que ustedes mismos son como el pan sin levadura. Porque Cristo,
nuestra Pascua, ha sido inmolado. Celebremos, entonces, nuestra Pascua,
no con la vieja levadura de la malicia y la perversidad,
sino con los panes sin levadura de la pureza y la verdad.






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